En su columna, Diego Valeri nos pone en clima de 'Rivalry Week' al hacer foco en uno de los futbolistas del momento en MLS: Evander da Silva Ferreira, o simplemente Evander. El talentoso #10 que hoy deslumbra como estrella de FC Cincinnati, había llegado a la liga norteamericana un par de años antes, como Jugador Franquicia de Portland Timbers.
El MVP de 2017 reflexiona sobre las expectativas -anímicas, deportivas, económicas- que recaen sobre la mayoría de los futbolistas, especialmente en el caso de los Jugadores Franquicia. Con la casaca Azul y Naranja de Cincinnati, Evander tiene ahora por delante una misión todavía más elevada: trascender en un equipo fuerte en todos los sentidos, armado para luchar por la MLS Cup. Aquí está "Rival", la nueva entrega de Diego Valeri para MLS Español.
"Rival"
Qué difícil es cargar sobre nuestros hombros el hecho de que algo se nos confíe. Cualquier cosa, hasta lo más mínimo en esta vida: un secreto, un poder, una misión o un simple resultado deportivo. Suele pasar que en las situaciones que podríamos considerar de menor valía, mostramos mucho de lo que haríamos en las más valiosas. Todo el tiempo estamos expuestos a responder; como amigo, hermano, esposo, padre, hijo, jefe, empleado, analista de fútbol y escritor. También como futbolista.
Los clubes invierten millones de dólares en jóvenes jugadores de fútbol. Invierten porque su juventud da margen a recuperar el dinero aportado, pero en esencia, invierten porque confían. Tácitamente se les demanda que sean profesionales y bla, bla, bla. Pero nadie se va a creer eso, ni siquiera nosotros, los futbolistas. En realidad, eso es lo mínimo, pero no alcanza. Menos aún cuando se paga por un “número 10”, el que mejor juega y el que debe traer en su valija emociones, trofeos y alegrías. Esta clase de futbolistas representan más que un mero acuerdo laboral para un club, para una ciudad y, a veces, para un país. ¿Cómo puede comprender todo esto un jovencito que, en muchas ocasiones, no conoce otra cosa en este mundo más que una pelota de fútbol y ni siquiera está bien acompañado? Es verdad que este romanticismo no es siempre parte de la ecuación y el paso de un futbolista por un club puede quedar solo en números, papeles y tiempo.
Uno de los clubes que más ha invertido en el reciente mercado de pases fue FC Cincinnati. El club está en la búsqueda de ser campeón de la MLS por primera vez en su historia. Puso 25 millones entre lo pagado por Luca Orellano, Kévin Denkey y Evander. Solo para llevarse al brasileño de mi querido Timbers, Cincinnati pagó 13 millones de dólares. El tema no me pasa desapercibido por varias razones: soy hincha de Timbers, toda mi carrera en la MLS es Portland Timbers. Se podría decir que Evander fue pensado para ocupar el rol que yo ocupaba y además, a las vísperas del Rivalry Week, Adolfo -director de MLS Español- me pidió que escriba con el corazón, de número diez a número diez.

Aquellos primeros momentos emeleseros del brasileño en 2023 con la camiseta Green & Gold fueron de adaptación. En principio, al cambio de estilo de un fútbol distinto al danés: más largo, más quebrado, menos especulativo y menos europeo. Llegó a un ciclo exitoso del Portland de Giovanni Savarese que ya estaba entrado en años y amagaba a renovarse. Por último, debió adaptarse a nuevos compañeros y a las exigencias de ser el famoso DP (Designated Player, o Jugador Franquicia).
El mejor Evander no apareció en medio de este desafío ambiental, pero noté que su búsqueda era más colectiva que individual. Sus esfuerzos estaban dirigidos a comprender lo que Portland necesitaba como equipo y no a deslumbrar individualmente: hacía coberturas a compañeros desordenados por un contragolpe a favor, buscaba pases en zonas de finalización cuando la jugada pedía un disparo e intentaba encontrarse tácticamente en el sistema de Gio; quería jugar más de frente a la cancha en lugar de ser el nexo entre una defensa replegada y un ataque lejos del arco rival.
No fue un año fácil para ninguno y el front office de Portland despidió a Gio fechas antes del final de la temporada 2023. Así y todo, Evander mostró semillas de todo su talento: una pegada descomunal, visión de juego, pase corto, pase largo, pase entre mil piernas, la pelota pegada a su mágico pie derecho, elegancia y amistad con el gol.

En 2024, su segundo y último año con los Timbers, Evander se focalizó en “su” rendimiento individual. Así superó esa instancia expectante que genera todo gran futbolista, absorbió la presión de ser quien debía marcar la diferencia y aplomó su nivel de manera contundente. Más allá de los números superlativos entre chances creadas, goles y asistencias, se lo vio cómodo en su rol. Liderando el ataque de Portland con Santi Moreno de socio, “Cabecita” Rodríguez de complemento y Felipe Mora de descarga. Evander era “el distinto”, Portland Timbers era “su” equipo. Él lo hizo jugar a otro nivel y le devolvió la esperanza a la hinchada de llegar nuevamente a una final.
La cosa no terminó bien: 6 partidos sin ganar, incluido el duro 5-0 con Vancouver en casa que nos eliminó de los playoffs 2024. Cuando viene la mala, la culpa siempre es del otro. Esta máxima no es nueva y no es propia del vestuario de Portland; pasa en todo el mundo desde su origen, dice el Génesis. Lo paradójico es que los malos resultados colectivos no fueron importantes para que se tome la decisión de transferir a Evander; quien sin duda alguna era el mejor jugador del equipo. Los dolorosos motivos eran extrafutbolísticos. Creo que las responsabilidades para llegar a esa instancia fueron repartidas. Las declaraciones de Evander en cuanto a su disconformidad con el proceso y su deseo de salir del club, detonantes.
Lo cierto es que, con prudencia, Portland optó por construir su equipo “sin imprescindibles” y dejar que el brasileño tuviera un paso diferente en su carrera. El Evander del Este ya no necesita adaptación a la MLS, atraviesa una edad de madurez futbolística y se insertó rápidamente en el esquema del director técnico Pat Noonan. Claro, un jugador como Evander te acostumbra a los goles maravillosos, a las asistencias inesperadas y a las magias imposibles. Por eso lo disfrutamos cada vez que juega en cualquier cancha y con cualquier camiseta. El tema es que ahora, FC Cincinnati le confía un escalón superior: ser héroe. Le confía esos momentos épicos que se guardarán en los corazones y en las vitrinas. Los que se requieren para romper el velo y ser campeón por primera vez. Para esa conquista ya no se juega solamente con los recursos técnicos. ¿Depende todo de Evander? No, pero sí. Así lo sentimos los Jugadores Franquicia, y así se lo hacen sentir.
Evander llega en gran nivel pronto a jugar su primer *Hell is Real* y no puede haber motivación más grande que enfrentar al Columbus de Wilfred Nancy, de Darlington Nagbe y de Diego Rossi. El mejor equipo de la historia de Ohio y el que actualmente juega el mejor fútbol de la MLS. Quizá el potente atractivo que tiene el deporte más hermoso del mundo es que nos permite torcer el rumbo de la historia pateando una pelota. ¿Quién no quisiera cambiar el mundo jugando al fútbol? Ganarle al más duro rival. ¿Creen que esto es posible? Yo sí. Confíen. Se puede.
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