Para Lionel Messi, los Playoffs y las finales son una especie de tierra prometida.
El GOAT vino a la Major League Soccer con un objetivo claro: ganar títulos. A su llegada en 2023, transformó la historia del Inter Miami en apenas unos meses. Ganó la Leagues Cup en su primer verano, revolucionó la atención mediática hacia la liga, y cambió por completo la percepción del fútbol en Estados Unidos. Pero hay un trofeo que aún no tiene su nombre: la MLS Cup presentada por Audi.
Después de dos temporadas marcadas por altibajos, lesiones y la adaptación a un calendario distinto al europeo, Messi llega a la postemporada 2025 en el mejor momento de su etapa en la MLS —y probablemente, en uno de los mejores momentos individuales de su carrera tardía.

El camino hacia la perfección
El número 10 del Inter Miami lidera prácticamente todas las métricas ofensivas posibles. Encabeza la tabla del Botín de Oro, es el máximo asistidor con 18 pases de gol, y suma 44 participaciones directas en goles (entre tantos y asistencias) en apenas 26 partidos de temporada regular.
Esa cifra, que combina regularidad, talento y una capacidad para decidir partidos inalterable por el paso del tiempo, lo convierte no solo en el mejor jugador del torneo, sino en el principal responsable de que el equipo dirigido por Javier Mascherano haya llegado a los Playoffs con opciones reales de competir por el título.
En las últimas semanas de la temporada, Messi rompió otro récord que parecía inalcanzable: se convirtió en el primer jugador en la historia de la liga en tener nueve partidos con múltiples goles en una sola campaña. Como si eso fuera poco, el pasado fin de semana firmó su duodécimo doblete de 2025, consolidando una racha goleadora que lo encuentra en estado de gracia.
En total, el argentino acumula 34 goles y 17 asistencias en 42 partidos disputados en el año calendario. Ningún otro futbolista en la MLS ha mantenido un ritmo de producción ofensiva tan alto en los últimos tres años.
La evolución dentro del sistema de Mascherano
Si bien Messi fue el epicentro de todo desde su llegada a Miami, el gran cambio de 2025 ha sido el entorno que lo rodea. Mascherano, quien asumió el cargo de entrenador a comienzos de la temporada, entendió que el equipo necesitaba orden y equilibrio para liberar al astro.
El DT de Inter Miami ajustó el esquema para permitirle al capitán ocupar una zona más libre entre líneas, con un mediocampo que protege sus espaldas y laterales que abren el campo para generar espacios interiores.
Esa estructura ha permitido que Messi vuelva a disfrutar de lo que mejor sabe hacer: acelerar el juego cuando el resto se detiene, inventar pases donde nadie más los ve y definir con la frialdad de siempre.
El resultado es evidente. Messi no solo lidera en goles, sino también en acciones clave de creación: su promedio de asistencias esperadas, pases progresivos y ocasiones generadas por partido está entre los mejores del continente.
Récords que redefinen la historia de la MLS
Cada vez que Messi pisa un campo de la MLS, se reescriben los libros de historia. En 2025, el argentino se convirtió en el primer jugador en alcanzar 35 o más contribuciones de gol en dos temporadas distintas, una hazaña inédita en los registros de la liga.
En 2024 había llegado a 36, y este año superó su propia marca con 44 participaciones directas en goles. Esa cifra es más impresionante si se considera que, en muchas de esas apariciones, Messi fue dosificado físicamente y no jugó los 90 minutos completos.
Además, su consistencia en el tramo final de la campaña lo colocó en una dimensión aparte: nueve partidos con múltiples goles es un récord absoluto, y habla tanto de su capacidad de decidir como de su deseo competitivo, intacto a los 38 años.
El 10 es un jugador que, pese a haberlo ganado todo, sigue encontrando motivación para superar sus propios límites.
Un Messi más completo y más humano
Una de las claves del rendimiento de Messi en 2025 está fuera del campo. En Miami ha encontrado estabilidad, ritmo y un entorno que le permite disfrutar del fútbol sin la presión mediática constante de Europa.
Sus apariciones en público, junto a su familia o compartiendo tiempo con compañeros jóvenes, muestran una faceta más relajada, más cercana. Sin embargo, ese sosiego personal no ha disminuido su hambre competitiva. Por el contrario, parece haberla multiplicado.
“Messi ha elevado el estándar de todos en el club”, declaró Mascherano en una conferencia reciente. “No se trata solo de lo que hace con el balón. Se trata de su mentalidad, de cómo exige excelencia todos los días”.
Esa cultura de exigencia se ha trasladado al vestuario. Jugadores como Tadeo Allende, Telasco Segovia o Baltasar Rodríguez han dado un salto de calidad notable, beneficiados por entrenar y jugar junto al mejor de la historia.
El objetivo pendiente: conquistar la MLS Cup
Desde su debut en la liga, Messi ha dejado claro que quiere ganar todo lo posible con Inter Miami. Ya levantó la Leagues Cup 2023 —primer título en la historia del club— y jugó una final de US Open Cup, pero la MLS Cup sigue siendo la gran deuda pendiente.
En 2023, las lesiones y la falta de profundidad en el plantel dejaron al equipo fuera de los Playoffs. En 2024, una eliminación temprana en la fase de eliminación directa frustró la ilusión de llegar más lejos.
Pero 2025 es distinto. El equipo no solo cuenta con una estructura sólida, sino con una versión de Messi más dominante que nunca. Su efectividad frente al arco rival, su visión de juego y su liderazgo en los momentos de máxima presión lo colocan como el factor X del torneo.
En la historia reciente de la MLS, pocos jugadores han llegado a los Playoffs en una forma tan impresionante. Ni Zlatan Ibrahimović ni Carlos Vela, en sus mejores temporadas, lograron combinar tantos goles con tantas asistencias y regularidad.
Messi, en cambio, parece decidido a cerrar el círculo. La MLS Cup no es solo un título más; sería la confirmación de que su paso por Estados Unidos terminó en un proyecto deportivo real y exitoso.
Comparaciones inevitables
Cuando se analiza su impacto, es imposible no compararlo con otros íconos de la liga. Carlos Vela en 2019, Josef Martínez en 2018 o Sebastián Giovinco en 2015 fueron jugadores dominantes en su momento. Pero ninguno combinó estadísticas, influencia y legado como lo ha hecho Messi.
En 2019, Vela estableció un récord con 34 goles y 15 asistencias en una sola temporada. En 2025, Messi supera ese registro de participaciones de gol al combinar 34 goles y 17 asistencia. Además, su influencia va más allá de los números: atrae defensores, crea espacios para sus compañeros y cambia la dinámica emocional de los partidos.
El factor clave ha sido la consistencia.
El contexto competitivo
La Conferencia Este en 2025 ha sido particularmente exigente. Desde el campeón de la Supporters's Shield Philadelphia Union, pasando por FC Cincinnati, Charlote FC y New York City FC, hasta Nashville SC, Orlando City SC y los comodines hasta ahora Chicago Fire y Columbus Crew han mantenido un nivel alto, y la clasificación a los Playoffs y sobretodo las posiciones finales se siguen definiendo hasta la última jornada.
En ese contexto, la versión más letal de Messi fue determinante. En varios partidos clave —incluidos los duelos ante rivales directos— el argentino marcó la diferencia con actuaciones decisivas.
Su presencia no solo garantiza goles, sino también confianza. Inter Miami sabe que, mientras el número 10 esté en el campo, todo es posible.
El impacto más allá del campo
El fenómeno Messi ha trascendido lo deportivo. Desde su llegada, los estadios se llenan en cada ciudad que visita. Los derechos de televisión, la venta de camisetas y el seguimiento internacional de la MLS han alcanzado niveles sin precedentes.
En 2025, su influencia continúa creciendo, pero con un matiz diferente: el foco ha vuelto a lo futbolístico. Ya no se trata solo del “efecto Messi” en taquilla, sino del impacto real en el rendimiento de su equipo y en el nivel competitivo del torneo.
El propio comisionado Don Garber lo resumió recientemente: “Messi no solo elevó el perfil de la liga, elevó su calidad. Los jugadores quieren enfrentarlo, los técnicos preparan sistemas específicos para detenerlo, y los aficionados están viendo un fútbol mejor gracias a su presencia”.
Un cierre que puede ser histórico
El reto ahora es trasladar todo ese dominio individual a los MLS Cup Playoffs presentados por Audi. La historia reciente demuestra que en la MLS, la postemporada es otro torneo: no gana necesariamente el más constante, sino el más preparado para los momentos decisivos.
Messi conoce bien ese tipo de escenarios. Su carrera está construida sobre finales, presiones y partidos que definen legados. En ese sentido, pocos están más preparados que él para brillar cuando la tensión sube.
La diferencia, esta vez, es que el trofeo lo espera en un contexto distinto: en una liga en crecimiento, en un país que todavía se enamora del fútbol, y en una ciudad que encontró en él su símbolo.
El legado de Messi en la MLS
Más allá de lo que ocurra en los Playoffs, Messi ya ha dejado una huella imborrable. Ha cambiado la manera en que se percibe la MLS dentro y fuera de Estados Unidos, ha inspirado a una nueva generación de jugadores locales y ha demostrado que la excelencia no tiene edad.
A los 38 años, sigue reinventándose. Cada gol, cada asistencia, cada jugada mágica refuerza la idea de que la grandeza es una costumbre, no un accidente.
Pero si algo define a Lionel Messi, es su capacidad para no conformarse. Lo ha ganado todo, y aun así, sigue buscando desafíos. La MLS Cup es su siguiente montaña. Y si algo ha dejado claro a lo largo de su carrera, es que cuando Messi se propone algo, el fútbol suele ceder ante su voluntad.
El broche de oro de Decision Day
Lionel Messi llega a los Playoffs 2025 con más goles, más asistencias y más impacto que nunca. Líder en todas las métricas ofensivas, récords históricos a su favor, y una versión física y mental renovada.
Vino a la MLS a ganar títulos. Dos años después, está a las puertas de lograr el más importante.
La historia está lista. Solo falta que Messi vuelva a hacer lo que mejor sabe: decidir partidos grandes y escribir, una vez más, su propio destino.
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