En esta oportunidad, Diego Valeri se adentra en "Lectura de Juego" en el momento especial que representan los Playoffs, esa situaciĂłn en la que toda una temporada se define en partido, en una serie, en un cruce decisivo ante un rival.
El exMVP de MLS y Jugador Franquicia de Portland Timbers, hoy talento y analista de MLS Season Pass en Apple TV habla de su experiencia personal al jugar este tipo de partidos: de tenerlo todo, a perderlo todo; de no tener nada, a conquistar un poco de gloria.
Lectura de juego: RazĂłn y sentimientos, un juego a eliminaciĂłn directa
Cuando tomamos conciencia de que llegarĂĄ un momento en el que perderemos todo lo que solĂamos tener, nuestra vida cambia. Cambia nuestra forma de jugar. Por suerte, no pensamos mucho en eso, y hacemos bien. Naturalizamos lo que tenemos como si siempre fuera a estar ahĂ, en ese mismo lugar donde lo vemos hoy. Sin embargo, al menos una vez al año es importante que la rutina sea otra: romper la monotonĂa de lo regular para hacer algo diferente, algo que nos defina, aunque esta definiciĂłn parezca injusta o ponga en riesgo todo en un partido. No importa. AsĂ tambiĂ©n es un poco el amor. AsĂ son los Playoffs de la MLS.
La primera vez que juguĂ© el Playoff con los Timbers en el 2013 fue contra nuestro eterno rival: Seattle Sounders. No podĂa ser mejor oportunidad para vivir esa experiencia. Aquel año se jugĂł de ida y vuelta, local y visitante. Ganamos los dos partidos y los eliminamos. Fue un momento glorioso: era la primera vez que Portland Timbers llegaba ala postemporada. Todo era nuevo y feliz. Distinto.

En la ronda siguiente, la final de la Conferencia del Oeste, perdimos contra Real Salt Lake. De camino al vestuario, me atacĂł la sensaciĂłn de querer estar de nuevo clasificado al playoff. ReciĂ©n entonces la temporada regular cobraba sentido para mĂ: la cantidad de partidos, la diversidad de climas, las horas de viaje, los dĂas sin ver crecer a tus hijos. Hay que entrar sĂ o sĂ, pensaba. Hay que entrar.

En el 2014 no sĂłlo quedamos afuera en la Ășltima fecha, sino que en ese mismo partido me rompĂ los ligamentos cruzados. La operaciĂłn durĂł unas horas, pero el dolor se hizo eterno. Tirado en la cama, con la rodilla estallada y puntadas en la espalda, me consolaba mirando nuestros partidos de la temporada. ÂżCĂłmo podĂamos mejorar? Quedamos afuera por un solo punto. ÂżCuĂĄl fue el detalle que nos hizo perder la chance? Pasaron dos años dolorosos hasta poder volver a jugar el Playoff.
El 2015 quizĂĄ fue el peor de todos, a nivel personal y colectivo. Pero los dos Ășltimos meses de la temporada regular, perdido por perdido, nos soltamos. La magia del Playoff se apoderĂł de nosotros, de nuestro carĂĄcter, y apareciĂł el fĂștbol: goles sobre la hora, definiciĂłn por penales con doble poste inlcuido, sacar ventaja de cada acciĂłn y el cuchillo entre los dientes. La inteligencia y el coraje se alineaban para darnos la cosecha de un año sembrado entre lĂĄgrimas. Paseamos el trofeo de la MLS Cup por toda la ciudad de Portland cuando nadie confiaba en nosotros, marcando un nuevo estilo: un equipo sin âestrellasâ; DPs jĂłvenes y ambiciosos, con muchos años por jugar en el club; contragolpe y transiciones rĂĄpidas; buen juego aĂ©reo y muy fuertes de local.

Los Playoffs de este año tienen un condimento Ășnico. Y no es que el mundo entero podrĂĄ verlos simultĂĄneamente por la misma aplicaciĂłn de Apple TV a travĂ©s del MLS Seasson Pass. Eso ya sucediĂł el año anterior cuando todos disfrutamos del equipo de Wilfred Nancy luciĂ©ndose frente al LAFC y coronĂĄndose campeĂłn. Esta vez, en los Playoffs de la MLS Cup 2024 presentados por Audi jugarĂĄ Messi.
La semana pasada, Adolfo âmi jefe de redacciĂłnâ me pidiĂł que escribieraalgunas palabras por los veinte años del debut de Lionel Messi en primera. No pude (todavĂa). No sĂ© si fue porque anduve bastante ocupado, o porque siento que no me da el pinĂ© para escribir algo digno ante la magnitud del tema. Me venĂa creyendo que era escritor hasta que me parĂ© frente a la vida y la carrera futbolĂstica de Messi. Voy a intentarlo la semana que viene, a ver quĂ© sale. Con esta âtareaâ en la cabeza y tantos datos y rĂ©cords que no entrarĂan en ningĂșn texto, me preguntĂ© si alguna vez le tocĂł definir un campeonato local con este sistema. No, nunca. La novedad nos alcanza a todos en esta vida, sobre todo, a los que van en busca de ella.
En el Ășltimo partido de la temporada regular, Messi entrĂł los Ășltimos treinta minutos porque venĂa de jugar con la SelecciĂłn Argentina, donde habĂa convertido un hat-trick frente a Bolivia. Inter Miami empataba dos a dos y necesitaba ganar para romper el rĂ©cord de mayor cantidad de puntos en la temporada regular. A los pocos segundos de haber entrado, Messi dio una asistencia de las mejores que vi en mi vida, y ademĂĄs hizo tres goles en once minutos. AsĂ llega a los playoffs. De todas maneras, cuando me tocĂł entrevistarlo despuĂ©s del partido frente a Columbus, ya con el Supportersâ Shield ganado, dijo estas sabias palabras: âA un partido, pasa cualquier cosaâ. Y asĂ es.

Cuando jugĂĄs a un solo partido, cualquier cosa puede implicar ganar o perder. Una jugada, un rebote o un efecto cambian la ecuaciĂłn de la matemĂĄtica del fĂștbol y la lĂłgica del anĂĄlisis. La gloria se esfuma en un momento, incluso en el mismo momento en que se la consigue. Se nos escurre entre las manos y se transforma en recuerdo. En un trofeo que nos mira desde la vitrina, nos susurra al oĂdo una canciĂłn de cancha y nos deja una sonrisa, apenas.
A veces la felicidad pasa por nuestras vidas disfrazada de resultado de fĂștbol. Pero creo que no es algo que nos pertenece del todo; ni el resultado ni la felicidad. Parece mĂĄs bien un prĂ©stamo, como la Naturaleza, como el amor. Por eso, la poseemos por un rato y la devolvemos sin querer.
El Playoff de la MLS enamora. Las camisetas grises, que habitualmente usan todos los equipos en la entrada en calor, de repente se transforman en colores vivos. Cada momento puede ser el Ășltimo. Al final, es la emociĂłn la que alimenta nuestras vidas, y la razĂłn le cede su corona. El sentimiento no lo es todo, pero casi.