Olivier Giroud es la nueva estrella en una constelación cada vez más brillante de la Major League Soccer. El artillero francés de 37 años fue presentado oficialmente por Los Angeles FC, franquicia que suma a uno de los mejores delanteros de la última década para atizar sus ilusiones de levantar la segunda MLS Cup de su historia. Campeones en 2022 y finalistas en 2023, la intención del club angelino es evidente: la jerarquía del galo potenciará al plantel, no solo por su pólvora, sino también por el impacto que suele causar en el rendimiento y funcionamiento colectivo de sus equipos.
Esa ha sido una constante durante su carrera. Giroud es un formidable y letal anotador dentro del área que ha relegado sus cifras, su protagonismo y su ego en beneficio del rendimiento colectivo. En LAFC ya saborean los beneficios del astro que causó una revolución con su aterrizaje en Hollywood.
Un goleador altruista
El fútbol francés ha disfrutado de grandes nombres a lo largo de su historia pero ninguno ha marcado más goles que Olivier Giroud. Tras su última participación en la Eurocopa de Alemania 2024, que finalizó con eliminación en semifinales a manos de la campeona España, se retiró del combinado nacional.
Constante en las convocatorias nacionales, durante los últimos trece años anotó 57 tantos en 137 encuentros, escalando hasta lo más alto de la lista de goleadores históricos de Les Bleus por encima de nombres como Thierry Henry (51 en 123), Kylian Mbappé, Antoine Griezmann, Michel Platini, Karim Benzema, David Trezeguet y Zinedine Zidane.
Sin embargo, su máximo logro con la bandera de su país fue sin su intervención anotadora. En el Mundial de Rusia 2018, Giroud no convirtió un solo gol ni consiguió remates al arco en las siete presentaciones que la formación de Didier Deschamps protagonizó rumbo al título.
Señalado por su anemia goleadora en los 545 minutos que completó dentro de la cancha, su figura fue tan determinante como las de Griezmann y Mbappé, máximos anotadores del conjunto con cuatro tantos cada uno. La consagración francesa en su segunda Copa Mundial no puede explicarse sin la presencia del número nueve. Suplente en el debut ante Australia, ingresó a los 70' cuando el elenco se atascaba en un empate con un gol por lado. Pero Francia terminó sumando de a tres y Giroud nunca más salió del once inicial.
"Los futbolistas que juegan alrededor se benefician de su presencia, porque atrae mucha atención de los defensores", lo defendió Deschamps. La fuerza gravitatoria que generaba su presencia atraía a los rivales y liberaba zonas que tanto Griezmann como Mbappé capitalizaban. Tiempo después, en septiembre de 2022, Mbappé reconocería su injerencia: "En Francia disfruto de mayor libertad porque tengo a Giroud de referencia, en el PSG no existe eso".
"Cuando sos un delantero como yo, jugás para tus compañeros -explicó el propio Giroud-. Obviamente, prefiero tener oportunidades y marcar, pero si puedo crear espacio para otros, siempre intento elegir la mejor opción para el equipo. Cuando Francia ganó el Mundial en 1998, creo que Dugarry marcó un gol y Guivarc'h ninguno. Si somos campeones sin que yo marque, no me importa".
Moviéndose por sectores poco habituales para él, seduciendo a la defensa rival a anticiparlo para evitar que gane en la altura con sus 192 centímetros e imponiéndose en el juego aéreo, Giroud fue clave en Rusia con un trabajo invisible que no suele reconocerse a simple vista.
Cuatro años después, tuvo revancha goleadora en Qatar 2022 al anotar cuatro tantos en la campaña francesa que concluyó con la caída por penales ante Argentina en la final, certamen en el que recibió el Botín de Bronce al finalizar por detrás de Mbappé y Lionel Messi. Ya retirado de la Selección, su nombre será inmortal como uno de los mayores anotadores de su país y campeón del mundo, además de haber conquistado la Nations League de 2020/21.
Listo para lo inesperado
Giroud es un líder absoluto, una presencia fundamental tanto sobre el campo de juego como puertas adentro. En su más reciente travesía en el Milan dejó una postal inigualable: el arquero Mike Maignan había sido expulsado, su equipo no tenía más cambios y Giroud se hizo cargo del arco Rossoneri en la victoria parcial por la mínima diferencia ante el Genoa. El francés, devenido en portero, dejó un par de intervenciones que le permitieron sostener la victoria y que lo llevaron a recibir el premio al mejor arquero de la octava semana de la Serie A 2023/24.
El francés es uno de esos fenómenos que harán lo necesario para ganar. También representa el triunfo de un jugador de un perfil distinto al que domina el fútbol moderno. Cada vez son menos los conjuntos a nivel mundial que apuestan por un nueve de corte más clásico para su estructura ofensiva pero Giroud, un delantero contracultural para los parámetros actuales, ha sabido adaptarse a la perfección y tornarse en un futbolista imprescindible.
Su irrupción en el máximo nivel fue hace más de una década con la camiseta del Montpellier, donde sus 25 goles fueron decisivos para la hazaña de un conjunto que festejó su único título de Ligue 1 en 2011/12. Implacable en la Ligue 2 con las camisetas del Grenoble y del Tours, aquella última campaña en la máxima división francesa atrajo la atención de su compatriota Arsene Wenger, entrenador del Arsenal que desembolsó 12 millones de euros para adueñarse de sus servicios.
Con 34 años y relegado a un rol secundario por un Thomas Tuchel que apostaba por Kai Havertz como falso nueve, Giroud aceptó otro desafío mayúsculo: se calzó la nueve del Milan. Su impacto fue inmediato y, en conjunto con Zlatan Ibrahimovic, ayudó a revolucionar la cultura del plantel que le devolvió la gloria al Rossoneri al conquistar la Serie A después de una década de sequía.
El francés, que también fue esencial para alcanzar las semifinales de la Champions League en 2022/23, cerró su destacada etapa en Italia con 49 goles en 132 cotejos. Fue la última reivindicación, por si hacía falta, de un goleador que durante toda su carrera se distinguió por su oficio, su altruismo y su talento anotador.